lunes, 16 de julio de 2007

DESDE ESA PRIMERA VEZ QUE CAMINAMOS...

ambos sentimos que estabamos hechos el uno para el otro. Tú soñabas con alguien que estuviese a tu lado; yo con encontrar a alguien que valorara mi presencia. Tú necesitabas comprensión, yo encontrar a quién soñaba. Tú tenías en tu corazón al hombre ideal, yo buscaba a la mujer que mereciera todo mi cariño.

Así fuimos descubriendo que ambos encajabamos perfectamente, nos dimos cuenta que nos encontramos en el momento exacto. No pudo ser antes, no podía ser despues. La vida me preparó para tí, la vida te trajo a mí. En ese momento comprendí que todo lo que había pasado fue solo para moldearme para tí. Las caídas, los tropiezos, la soledad, el dolor, la incomprensión. Todo fue para encaminarme hacia donde tú estabas.

Me había hecho una promesa, desde la primera vez que florecieron los sentimientos. Te mostraría que el amor era asi como tú lo soñabas. Que para la persona que ama no hay impedimentos para llegar desde donde se esté. Que es imposible amarse y pasar días sin verse, sin extrañarse, sin deseos de correr al lado de la persona amada. Que cuando se ama a una persona se quiere también su entorno, su manera de ser, su familia, sus recuerdos.

Cada vez se me hacía más dificil pasar horas sin tí. Necesitaba hablarte, mirarte, rozarte, quería acompañarte, ayudarte, escucharte. Comencé entonces a meterme en tu vida, me propuse que me hicieras parte de ella. Saber lo que soñabas, recorrer contigo el camino, "estar". Y todo eso me hacía sentir feliz. Ser parte de tú vida.

No hubo noche que cerrara mis ojos sin decirte hasta mañana o sin escuchar tu voz. Aún en mis viajes o en los tuyos nos mantuvimos cerca, aunque a veces resultó dificil. Como cuando viajastes por varios días, esos días marcaron también nuestro futuro, por eso le reservé un lugar especial en esta historia.